La libertad de expresión, además de ser un derecho humano fundamental, constituye el contrapeso natural de las minorías que exigen presencia pública. Acotarla bajo cualquier precepto ideológico, conceptual o en aras de un sobrestimado “interés público”, resulta profundamente discordante con una voluntad democrática, especialmente cuando el Estado se muestra disfuncional y la mitad del territorio nacional está controlado por el narcotráfico. Esta iniciativa comienza a evidenciar un talante francamente dictatorial.
Este hecho no puede pasar desapercibido por el movimiento México Republicano, que defiende decididamente la libertad de expresión, entendida como la capacidad de cualquier ciudadano mexicano para manifestar lo que a su juicio convenga, o cualquier idea, de la naturaleza que sea, que considere necesaria y útil.
Es importante señalar que la libertad de expresión, bien tutelada en los ordenamientos jurídicos de todo el mundo, garantiza que las minorías tengan voz. Si una mayoría aplastante —por grande que sea— decide opacar, limitar o suprimir la posibilidad de que otros hablen, incluso con dureza y determinación contra quien gobierna o detenta el poder, se estaría vulnerando precisamente ese bien jurídico fundamental.
México Republicano conmina a la Presidencia de la República, a los legisladores y a la sociedad civil en general a someter esta propuesta a un análisis profundo, pues parece más bien fruto del calor de una decisión política, que del entendimiento serio de su trascendencia y las implicaciones de fondo que conlleva. Debe ser detenida, estudiada y replanteada, pues si el régimen mayoritario la aprueba, habrá iniciado una ruta sin retorno, donde la libertad —y el marco jurídico occidental— habrán cedido en aras de una dictadura.
Pensemos con cuidado nuestras decisiones.
Atentamente,
“Libertad, Grandeza y Fuerza”
Juan Iván Peña Neder
Presidente
Gricha Raether Palma
Secretario General